Luego que el gobierno boliviano propusiera 7 lugares como candidatos a “Maravillas Naturales del Mundo”, junto a un grupo de amigos fotógrafos nos propusimos a visitar cada uno de los lugares propuestos. Nuestro primer destino ha sido el Parque Nacional Sajama, en el Departamento de Oruro cerca de la frontera con Chile.
Nuestra travesía se inicia en la ciudad de Santa Cruz a finales del año 2007; el viaje estuvo cargado de sorpresas: nevadas, tormentas eléctricas, bloqueos, paisajes, colores y hasta nos toparnos frente a frente con nuestro Presidente Evo Morales, en el altiplano, justo delante de nosotros, en medio de una muchedumbre de gente ataviada con sus mejores galas e instrumentos musicales, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar (msnm).
Pernoctamos en Patacamaya y salimos temprano hacia la frontera con Chile; habíamos avanzado unos 30 km y ya comenzamos a divisar el imponente nevado Sajama, el más alto de Bolivia con 6542 msnm. Imponente, con su cono casi perfecto se yergue al oeste, justo cuando las primeras luces del amanecer comienzan a iluminar el frío paisaje de colores pastel en degradé. Nuestro objetivo parece cerca, pero será necesario un par de horas para recorrer los 162 km hasta las faldas del Sajama, hasta la comunidad del mismo nombre.
El Parque Sajama es el más antiguo de las áreas protegidas de Bolivia cuya creación data de 1939. Alberga una fauna y flora variada y representativa de ecosistemas altoandinos, bofedales y otros muy importantes en la dinámica de la zona.
Nos instalamos en la comunidad Sajama, en uno de los varios albergues construidos por los lugareños, que entre otras cosas tienen camas limpias y habitaciones calientitas para hospedarse. Al día siguiente recorrimos los alrededores, comenzando por la laguna Parinacota, donde viven una infinidad de aves en medio del agua escarchada por el frío. Resalta la presencia de los flamencos escudriñando las gélidas aguas, filtrando las algas y microorganismos con sus picos; al otro lado de la laguna un grupo de vicuñas pasta junto a sus crías.
El paisaje toma vida al observar una tormenta que cubre los volcanes Parinacota y los Payachatas, cubriéndolos por al menos una hora, luego de lo cual han quedado blancos cubiertos de granizo.
En esta época del año –verano- las condiciones meteorológicas son extremas, propicio para hacer buenas fotos dependiendo de la suerte y los riesgos que uno esté dispuesto a someter su equipo. Es posible presenciar una tormenta en la lejanía o sufrir bajo ella las inclemencias de la lluvia. En cualquier caso es bueno estar atento para no desperdiciar una buena oportunidad, que tan pronto llega, pronto se va.
Los geiseres son una buena opción para conocer, a 7 km al oeste de la comunidad Sajama. El agua sale a borbotones, hirviendo y cambiando constantemente. Se observan antiguas piscinas naturales y otras que se van formando según el capricho de las venas internas que traen a la superficie esta agua cargadas de minerales que son consideradas medicinales.
El agua es tan caliente, que es imposible tomar un baño en ellas; hay que ir a una zona más baja, donde se mezcla con agua de deshielo y se pone a una temperatura más apropiada para poder deleitarse.
Es víspera de año nuevo, pasaremos la última noche del año al pie del Sajama, la cena está lista: es sopa de quínua y un estofado de carne de llama con chuño.
La crianza de llamas es la principal actividad de la zona; a las familias se le asigna un terreno de acuerdo al número de llamas que crían. La crianza de llamas requiere un promedio de una a dos hectáreas de terreno por cada ejemplar, muy parecido a las condiciones requeridas en las llanuras del oriente para la crianza de ganado vacuno, considerando la proporción de peso y tamaño.
En nuestro último día de visita a esta zona, recorrimos un camino que circunda el nevado Sajama, pasando por la comunidad Tomarapi y otras más pequeñas. Continuamos por la ruta asfaltada Patacamaya – Tambo Quemado con rumbo a la ciudad de La Paz, para luego encaminarnos hacia el lago Titicaca, el más alto del mundo, nuestra siguiente maravilla visitada que comentaré en una siguiente ocasión.